Análisis
de Épica Patética. La imaginación y sus límites.
Se
dice que la literatura es la ventana más amplia abierta hacia la imaginación.
Con las lecturas, y más aún, con las lecturas de literatura, y mediante la
imaginación, se puede “ver sin ver”, es decir, se manifiesta una capacidad de
reproducir en imágenes todo cuanto se quiera, ya sea real o falso. Y por
supuesto, esta función alterará mucho de unas personas a otras y según su
potencia intelectual. Es así como entonces se puede comprender fácilmente (muy
a pesar de lo abstracto que puede resultar la imaginación), la enorme capacidad
que tiene en este caso Sir Patatas, un adolescente de quince años que se encuentra
aislado en su cuarto procurando e “imaginando” ser el último sobreviviente de
la tenaz orden del dragón. La mayoría
de veces conversa con Sombra, quien lo advierte, le incita, le aconseja y le
sigue la “corriente”, e incluso, en ocasiones trata de interactuar con el
lector. El meollo de la cuestión, es que Sir Patatas no es lo que dice ser,
sino un muchacho común, Alejandro, que como casi todos frecuenta la Internet,
lee, consulta novelas de caballería, ve comics… y en la suma de todo esto, se
crea un mundo paralelo.
Cuando Alejandro se
muestra en el mundo real, se traslada entonces al consultorio psiquiátrico que
busca las respuestas a sus alucinaciones imaginarias. Quizás lo más importante
de esta cuestión mental sea el factor creativo de la misma. Se puede imaginar e inventar sin límite
alguno, siempre y cuando se sepa dónde está la línea divisora entre lo
fantástico y el mundo verdadero, el mundo real:
Sir
Patatas cierra los ojos y se imagina a
sí mismo blandiendo una espada de plata, conquistando princesas y liderando
ejércitos medievales. Detrás del sillón, su Sombra, haciendo gala de vida
propia, nos revela su forma de mujer oscura y hermosa.
La imaginación también se libera en
momentos de soledad, en Épica Patética se
deja claro que uno de los factores porque Alejandro imagina es que se siente
solo, de hecho, habla con Sombra porque no tiene más nadie con quien hablar:
“Mi problema no es que hable con una sombra… es que no tengo a nadie más con
quien hablar” dice en una de las páginas de la obra. La capacidad inventora de
Alejandro se vuelve muy abstracta, al punto de confundir al mismo psiquiatra
que lo atiende, pero este quiere saber qué ocurre en la mente del adolescente
que se cree Sir Patatas (una suerte del doctor Malcom Crowe -en la película Sexto
Sentido-, conocido psicólogo infantil de Philadelphia, cuando conoce a
Cole Sear, un aterrorizado y confuso niño de ocho años que necesita tratamiento).
Pensamientos,
percepciones, vivencias, y creaciones pueden ser armonizados, en definitiva, estableciendo
uno de los fenómenos psíquicos más importantes de la esencia humana. Ya
Cervantes lo había planteado con Don Quijote, los excesos no son nunca
favorables. La locura del Quijote proviene de la lectura excesiva de libros de
caballería, al punto de imaginar aventuras extraordinarias donde él era un
caballero andante. Sir Patatas es igual, pero muy adaptado a lo que es la época
contemporánea. Aun así, el paso de lo real a lo imaginario, no es algo que se
queda en la literatura, es un aspecto
tan común como no muchos piensan.
El límite de la imaginación está justo
cuando comienza la realidad, de la que muchas veces se busca huir.
Marysabel Díaz.
Marysabel Díaz.