sábado, 11 de mayo de 2013


 El presagio como arquetipo fundamental en La Saga de los Confines de Liliana Bodog, específicamente en “Los Días de la Sombra”. (Ensayo)

     Los misticismos de las culturas primitivas latinoamericanas se fundamentaban en adoraciones y rituales hacia la naturaleza porque creían fundamentalmente que satisfacían sus necesidades espirituales, económicas y emocionales. Dicha creencia constituyó la base para que estas sociedades prehispánicas llevaran un estilo de vida que las definiría. Las numerosas ceremonias religiosas se sujetaban a rituales muy complicados e incluían sacrificios de llamas y, a veces, humanos. La adivinación y la curandería eran parte muy importante de la religión. Se creía en una vida de ultratumba que debería ser muy placentera  para los justos, aunque terrible para los perversos.
     La conexión espiritual que tenía el hombre con su hábitat era tan estrecha e intima que nos permite observar que él y la naturaleza eran uno, formando así parte de un ciclo, por tal motivo, su comunión con la tierra, el agua y el sol, eran sagrados para ellos, por tanto su deber y obligación era protegerlos. Así, el hombre realizaba entonces  un acto de participación cósmica, cumpliendo un trabajo de intermediación entre lo terreno y lo celeste, entre lo material y lo espiritual, en fin entre lo humano y lo divino.
     Esta creencia para algunos autores se denomina “tótem”, porque consistía en que una tribu estaba unida a una especie animal, vegetal u objetos diversos.
     Dentro de este marco de ideas, se puede decir que este lazo religioso del hombre con la tierra le proporcionaba dentro de su concepción visiones y presagios que le revelaban lo que iba a suceder a través de señales y sensaciones. Estos presagios y visiones pueden considerarse buenos o malos dependiendo de su interpretación y de la sensación. Se puede interpretar de distinta manera algo en común, porque todo depende de lo que sienta la persona o la cultura que lo esté viviendo u observando, por tanto, son elementos del pensamiento, tal como lo señala Díaz García (1992) en su libro de Psicología:

En el pasado se veía en la sensación una experiencia sensorial o percepción elemental; se concebían estas unidades elementales como los componentes del psiquismo en particular de las funciones cognoscitivas. Hoy sabemos que tales unidades elementales son abstracciones: fruto de una elucubración pensante. (p. 192).

     Volviendo a la cultura primitiva, es conveniente acotar, que el elemento mágico formaba parte de las mismas, porque estas sociedades realizaban ritos para conseguir lo que querían, utilizando su ingenio y usando plantas y bebidas; y si se les concedía lo que deseaban (de nuevo aparece el pensamiento) a través de sus cultos, para ellos, eran ritos mágicos.

     Según Martha Néjera (2003) en su tesis, alega que “los mayas prehispánicos y los actuales recurren a la magia  y a la adivinación, los sueños proféticos y los conjuros rituales con alucinógenos para solucionar desde enfermedades hasta las malas cosechas” (p. 36).

     De igual forma para la Antigua Roma también el elemento de la adivinación y el presagio estaban presentes. No sólo fue un arquetipo prehispánico. De hecho, gran importancia tenían en Roma los colegios de adivinos. Los Augures, por ejemplo, eran sacerdotes que practicaban oficialmente la adivinación, tenían en su poder  dos tipos de libros: rituales y los de comentarios, que eran necesarios para su labor. Ellos descifraban los signos de la voluntad de los dioses, adivinaban las señales del cielo e interpretaban acontecimientos imprevistos extraordinarios. Sus presagios eran importantes y respetados por la sociedad romana.

     Estas características idiosincrásicas anteriormente mencionadas, están presentes en la obra de Liliana Bodoc, en la Saga de la Confines, específicamente  en “Los Días de la Sombra”, porque reúne todos los elementos religiosos, mágicos y míticos que definirían a estas sociedades  señaladas. Es importante señalar que el mito es según Longfellow (1997):

Una narración fabulosa que pertenece a un grupo de personas que tiene una tradición más o menos común…. Por lo general se entiende que la lógica del pensamiento mítico es incompatible con nuestras ideas sobre lo que es ciencia o verdad empírica, pero esta idea debe atenuarse, aceptando que el mito también depende de un modo definido de percepción y se integró a todas las actividades del hombre antiguo. (p. 318)

     En “Los Días de la Sombra” se pueden distinguir diversos personajes que dejan ver el mundo del misticismo, la adivinación, los sueños y el presagio. Entre ellos están: Kupuka, el Masticador, Tres Rostros, Welenkin, el Halcón Ahijador y el Padrecito del Paso; los cuales están relacionados paralelamente con los elementos de la naturaleza, tal como la hacían en su oportunidad los hombres de las culturas primigenias.
     Kupuca se relaciona con el misterio y a su vez con el bosque y los animales, porque interactuaba con ellos. Ejemplos en “Los Días de la Sombra”: “Kupuka alzó la cabeza y abrió grande la boca para beber lluvia”, “Mientras Kupuka recorría los senderos del bosque, contando una historia a golpes de tambor, Tres Rostros jugaba en un río” (p. 29). El Masticador que conocía las plantas producto de la tierra; Tres rostros el brujo que sabía sobre las cosas del agua (presentía las noticias del norte porque por el movimiento de estas); Welenkín el que tenía la belleza de la creación, si había visto mil amaneceres entonces tenía en su cuerpo la belleza de mil amaneceres; El Padrecito del Paso le gustaba la compañía de los hombres, tanto así que les tejía hamacas y armaduras; y el Halcón Ahijador, señor de todos los halcones y las aves del cielo.
     Se puede decir, que estos personajes presintieron el desastre arrasador que sobrevenía a la tierra de Los Confines, porque estaban vinculados a los poderes sobrenaturales de la tierra y sus elementos, la cual, le permitía saber lo que sucedería en el presente y futuro. Eran brujos, y como todo brujo, realizan cultos y rituales. Ejemplo en “Los Días de la Sombra”: “El pueblo oyó callarse el tambor. Entonces cada uno de los que allí estaban alzó sus brazos al sol. Y todos se unieron en un canto afónico y entrecortado.” (p. 57).
          Es  preciso destacar, ya para culminar el presente ensayo, que la participación de los Lulus juegan un rol en esta obra de gran importancia, porque como seres de la naturaleza presagiaban que el mal y la muerte se avecinaban a través de la piedra del alba, la cual, era de forma cilíndrica de color blanco traslúcido, que llevaba un vaticinio, el cual consistía en que si ésta pasaba de su color  original al oscuro indicaba que la potestad de la vida terminaba sobre la muerte.
     Estos ejemplos dan a demostrar como la autora usa el elemento mágico para darnos a entender como lectores activos, que estos personajes presagiaban lo que estaba sucediendo. A lo largo de la obra nos damos cuenta que siempre hay un “porvenir” que en ocasiones pareciera estar cerca, pero en otras se percibe lejos e imposible de llegar.
     El arquetipo del presagio trabaja en el nivel simbólico. Es por eso que se convierte en un mecanismo literario, con el que el autor juega en la creencia común con la cual la mayoría de los lectores tendrán cierta experiencia directa, de tal modo haciéndolas anticipar una cadena de acontecimientos específica. Activa la anticipación: es innato tratar de predecir lo que ocurrirá en cada uno de los capítulos de “Los días de la Sombra”, tratar de saber que pasará al final y adelantarse a los hechos son consecuencias del arte del presagio en la literatura. Desde un simple elemento aparecido en la obra, como la cosecha que aparece a inicios de la misma, hasta las ideas de “futuro adelantado”, forman parte del presagio. Ejemplo en “Los Días de la Sombra”: “Pero Misáianes apenas había alcanzado el sueño cuando el dormir se le pobló de presagios, de náuseas y de advertencias que lo obligaron a abrir los ojos” (p. 13).
     Se puede decir entonces que en la Saga de los Confines de Liliana Bodoc el arquetipo de el presagio está presente desde sus inicios (Los días del Venado), pero en los días de sombra la reunión de brujos hace que este elemento se haga más fuerte y objetivo, llevando al lector a un mundo inimaginable de aventuras inciertas y desenlaces no esperados, aunque intuitivos.

Marysabel Díaz

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